Publicado el 7 de agosto de 2006
Tendencias
Dos de cada tres trabajadores atribuyen su estrés a que se llevan mal con sus jefes
Fuente: Clarín
La "mala onda" en el lugar de trabajo también afecta a 4 de cada 10 empleados. Y sólo el 10% dice que sufre trastornos por las horas trabajadas.
Que la mitad de los trabajadores sufran estrés no es un dato que destaque por lo novedoso. Es más, el sentido común —y hasta la experiencia diaria— podrían arriesgar que el porcentaje, en Argentina, es mucho mayor. Pero que el 65% de los empleados ubique el origen de su malestar en la relación con sus superiores sorprende hasta los expertos en recursos humanos: según una encuesta privada, dos tercios de los empleados de importantes compañías del país aseguran que tienen estrés porque se llevan mal con su jefe.
Así lo revela una encuesta realizada por la consultora Dale Carnegie a 200 gerentes de Recursos Humanos de medianas y grandes empresas, que arrojó que la mitad de los trabajadores sufren estrés, y que el 65% le echa la culpa de esa situación a la relación con su superior. Amparados en el anonimato, fueron los mismos directivos los que confesaron la dimensión del problema, algo que asombra todavía más.
"Muchos reconocen que la gente en la empresa está mal porque la relación entre superiores y subordinados es conflictiva, porque el clima laboral es malo. Dicen que la mayoría de los jefes se excusa en que tampoco a ellos les bajan con claridad los objetivos corporativos y aseguran que los presionan sin darles demasiada información, algo que terminan replicando hacia abajo", explica Daniela De León, directora de la consultora.
Según surge de la encuesta, los directivos reconocen que sus empresas sufren de varios males: "El problema más frecuente está en la comunicación. Los empleados cuestionan cómo se dicen las cosas y también la falta de información sobre el proyecto a seguir. Dicen que los jefes no plantean claramente cuál es el plan de desarrollo personal y corporativo ni bajan claramente los objetivos. Sienten que no tienen reconocimiento, que les marcan los errores pero jamás los logros, que no compensan su esfuerzo. Hay muchos problemas en el vínculo jefe/subordinado que predisponen mal a los empleados y que potencian el mal clima", cuenta De León.
"La relación jefe/subordinado es un punto de tensión clásico, y por eso la mayoría de las empresas trabajan en mejorar esa relación", dice la especialista en RRHH Martha Alles. "Es importante optimizar las habilidades de los jefes para que ese vínculo fluya mejor, y también trabajar con los empleados, para que abandonen cierta cosa infantil y dejen de esperar que el superior les indique todo lo que deben hacer. Como en toda relación, las responsabilidades suelen estar en las dos partes".
La encuesta arroja también otras fuentes importantes de estrés. "A la gente (25%) le molesta la presión sin sentido: el malestar crece cuando se exigen esfuerzos que nadie reconoce", sigue De León. Y sólo el 10% adjudica su estrés a la cantidad de horas de trabajo.
Además, la "mala onda que hay en la oficina" es motivo de estrés para el 37% de los consultados.
Es que, según los expertos, entre quienes cobran un salario que resuelve los gastos del mes, ni el sueldo ni el horario suelen liderar el ranking de responsables del malestar y la frustración en el trabajo. "Lo que más le pesa a la gente es el maltrato, la falta de objetivos claros, el no poder planificar una carrera y crecer, el no tener desarrollar un sentido de pertenencia y la falta de reconocimiento y motivación", dice Alles.
El relevamiento alumbra a su vez que la mitad de los directivos cree que la gente se sentiría mejor y rendiría más si "mejoraran las relaciones interpersonales con los jefes". Y el 20% considera que los empleados sufrirían menos estrés si "se sintieran más mimados por la empresa".
Otra de las cuestiones que aparecen en las encuestas de clima es una creciente demanda de calidad de vida. Los profesionales jóvenes, dicen, no están dispuestos a postergar todo en pos de un futuro que se les presenta incierto y con demasiados costos personales y familiares. "Las encuestas de clima dan mal. Los directivos piden diagnósticos de necesidades, promueven la capacitación, tratan de ganar la adhesión de los empleados al proyecto corporativo —dice De León—. No es fácil, son cambios que llevan tiempo, pero los resultados son excelentes, y no los recauda sólo el trabajador: la que más gana es la empresa".
Mucho más que un legajo
Los especialistas coinciden a rajatabla: el gerenciamiento vertical, con excesivo ocultamiento de información, se terminó. Su fracaso quedó a la vista en la mayoría de las empresas que decidieron evaluar sus resultados. "El management del látigo, que basa el poder y el liderazgo en el retaceo de información, en el silencio y en la distancia con los de abajo no va más", sentencia De León.
Es una tendencia mundial: detrás de un mayor rendimiento y un mejor clima de trabajo, en muchas compañías los departamentos de RRHH empiezan a redescubrir a las personas que encarnan los números de legajo. "Cada vez más empresas empiezan a ocuparse del recurso humano, pero hay todavía muchas en las que reina un maltrato colectivo y la gente siente una gran insatisfacción", dice Alles. De León coincide: "Las empresas, en forma creciente, están tomando conciencia de que la ventaja competitiva pasa por algo que no figura en los balances: la gente".
Todos pierden
Oscar Angel Spinelli
ospinelli@clarin.com
El asunto es tan viejo como la historia de la humanidad: gente con y sin poder. Una pelea desigual. Lo nuevo es que la queja por el estrés que provoca un jefe pesa más que los trastornos por presiones o más trabajo. Estos últimos tienen su lógica en un esquema de bajos salarios y alta desocupación. Una mala relación con el jefe, en cambio, obedecería más a la falta de respeto mutuo. No sería un problema de comunicación sino un subproducto de una cultura autoritaria. Todos sufren la presión en forma de estrés. Todos pierden. También las empresas.
"Necesitaba motivación"
No sólo las empresas empiezan a explorar maneras de sumar satisfacción y lograr la adhesión de sus empleados. En un mercado laboral competitivo y exigente, algunos trabajadores buscan por propia iniciativa mejorar su situación y su calidad de vida en el trabajo. Es el caso de Felisa Hedid, de Prosegur Alarmas. "Un día me di cuenta que debía tomar las riendas de mi carrera laboral y hacer algo que me posicionara en otro lugar y me permitiera manejar mejor las cosas que entorpecían mi crecimiento. Necesitaba motivación, estaba muy desganada", cuenta.
"Un amigo me recomendó hacer una capacitación sobre Liderazgo, Relaciones Interpersonales y Control de Estrés. Cambié algunos hábitos, mejoré todos los vínculos en el trabajo y hasta logré un ascenso. Fue la mejor inversión de mi vida", dice. Una de las enseñanzas que más le sirvió tiene que ver con el manejo del estrés. "Aprendí a distinguir el problema de la preocupación, y adquirí herramientas para manejar esa preocupación. Trabajar sobre uno mismo ayuda a superarse, y las buenas empresas lo reconocen".